El informe UNESCO-IESALC estima que más del 98% de la población de estudiantes y docentes de América Latina y el Caribe están afectados por el cierre temporal y abrupto de las instituciones de educación superior ocurrido durante la segunda quincena de marzo, en el entorno de 23,4 millones de estudiantes y 1,4 millones de docentes.

A partir de las medidas adoptadas desde el viernes 13 de marzo, la Udelar se suma a las acciones continentales y mundiales destinadas a sostener en el contexto de la emergencia sanitaria la actividad curricular del año lectivo 2020, en nuestro caso, recién iniciado.

Esta situación de excepción es claro que tensa al máximo las capacidades institucionales, estudiantiles, docentes y administrativas para readecuar la enseñanza terciaria a un funcionamiento en línea o a distancia, en plazos exiguos. En el plano de la vida cotidiana nos sitúa además a docentes y estudiantes en la situación de tener que cumplir en muchos casos tareas de cuidados familiares, en condiciones de aislamiento.

La institución no estaba preparada para esta circunstancia, pero cuenta con una rica y amplia experiencia de enseñanza semi presencial desarrollada durante más de una década a través del uso de entornos virtuales de aprendizaje.  Si bien los servicios y los grupos docentes cuentan con acumulaciones esencialmente variadas en el uso de la plataforma EVA, en muchos casos se han alcanzado desarrollos valiosos que deben ser colectivizados y transferidos entre los colectivos universitarios.

De acuerdo con el relevamiento realizado por la Unidad Académica de la CSE en la última semana de marzo, el 70% de las carreras comenzaron a dictar cursos teóricos y teórico-prácticos a distancia y un 20% se dispone a hacerlo en los próximos días. Quedan postergados fundamentalmente los aprendizajes procedimentales y experienciales propios de las carreras profesionales (clínicas, pasantías, talleres de muy variada índole) y de las carreras académicas (laboratorios, trabajos de campo).

Esta indagación permitió constatar asimismo la existencia de un contingente numeroso de docentes con un fuerte compromiso pedagógico que se encuentra desplegando múltiples capacidades creativas para reorganizar sus cursos.

En los primeros días de esta emergencia la mayoría de las carreras desarrollaron un trabajo muy dedicado, e incluso personalizado, para lograr la incorporación efectiva de los estudiantes de ingreso que recién habían tomado contacto con la vida universitaria.

Resulta primordial en este primer semestre hacer un especial esfuerzo para motivar la permanencia de los estudiantes de primer año que no han adquirido aún, en general, las capacidades de autorregulación del aprendizaje exigidas por la formación superior y no pudieron construir aún grupos de estudio y apoyo. El aprendizaje sin presencialidad puede afectar especialmente la afiliación de la Generación 2020 con perfiles socio económicos y culturales heterogéneos y condiciones desiguales para afrontar la emergencia.

La amplia variedad epistemológica y pedagógica de los distintos campos de formación universitaria exige soluciones esencialmente idóneas a cada uno de los cursos, no obstante, es posible promover algunas recomendaciones básicas para el desarrollo de la enseñanza y la evaluación en línea con un carácter más genérico.

Es importante tener presente, a la vez, que el currículo universitario se caracteriza por su extensión, su fragmentación y, en muchos casos, su alta presencialidad. Esto puede afectar la migración de la enseñanza en el sentido de reproducir las lógicas del formato presencial en los cursos en línea, lo que constituye una dinámica no recomendable. Este documento se orienta con particular énfasis a tener un cuidado especial en este aspecto de modo de no afectar la calidad de los cursos.

La meta fundamental que guía esta orientación es mitigar al máximo las posibilidades de generar un atraso curricular generalizado que comprometa las trayectorias educativas de la mayoría de los estudiantes y concebir soluciones alternativas que compensen las dificultades de participación que previsiblemente podrá tener un número aún incierto de estudiantes.