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La profesionalización docente está directamente vinculada con el ejercicio de la autonomía, lo cual implica que los docentes tengan la posibilidad de incidir tanto en la producción y construcción de saberes sobre su práctica así como en la toma de decisiones. La generación de conocimientos requiere de investigación. “Investigar en educación sería preguntarse qué implican las experiencias que vivimos mientras nos formamos y mientras enseñamos, qué revelan, en qué nos interpelan” (Gatti,2015:11). En el escenario actual, donde está instalado el debate sobre una nueva institucionalidad de la formación docente y una reformulación del plan de estudios, se entiende pertinente revisar los antecedentes en nuestro país relacionados con la investigación en educación y la formación docente. En este sentido el Laboratorio de Investigación Didáctica(LID) se constituye en un interesante dispositivo a ser estudiado como referencia para la formación y el desarrollo profesional docente. En el año 1987, en el contexto de transformación del plan de estudios, profesores de Biología y Química, egresados del IPA y vinculados a la Formación Docente constituyeron un grupo de análisis y reflexión en torno a sus prácticas desde la perspectiva de la Didáctica. Percibieron la necesidad de generar un ámbito destinado a promover la investigación didáctica con un retorno directo en la formación docente, tanto inicial como permanente. El laboratorio tuvo una labor consecutiva de ocho años en el marco del Instituto de Profesores Artigas, luego de que el proyecto fuera aprobado por el CODICEN en 1988. Durante ese tiempo, procuró la producción de conocimientos a través de la investigación como base para la intervención en las aulas. Según Martínez Olivé el desarrollo profesional docente es un proceso espiral dialéctico; el aprender y transformar la propia práctica, enfrentando los nuevos retos que las realidades educativas nos interpelan desde lo cotidiano. Es acción colectiva y colaborativa; “es siempre un proceso entre docentes.” (Martínez Olivé, A. 2009:85). Así esbozado, el LID constituyó sin duda un espacio de desarrollo profesional docente, tanto a nivel de Educación Media como en la Educación Terciaria. Propició un cambio en la visión de la didáctica del momento, alejándola de la pura metodología para ampliarla a campo complejo con múltiples potencialidades que habilitaba la pregunta del por qué y el para qué. (Díaz Barriga, 2009) Llevó adelante una línea de investigación sobre la concepción de ciencia de los docentes (de química y biología) y sus representaciones que aún hoy tiene vigencia en la investigación didáctica. Formó docentes e incidió en sus trayectorias académicas generando agentes de cambio en diversos ámbitos. La experiencia transitada por LID deja abierta la puerta para pensar en dispositivos y espacios que se construyan con y desde los docentes para su desarrollo profesional.