Autores:

  • Dr. Emilse Verónica PADIN (Universidad Nacional de Quilmes, Argentina)
  • Dr. Silvia PORRO (Universidad Nacional de Quilmes, Argentina)
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    Resumen:

    La enseñanza es un proceso que nos exige una planificación y un control de lo realizado, por tal motivo debemos tener claros los objetivos o expectativas de logros, la organización de los contenidos, las tareas a realizar, la selección de los materiales y recursos, este proceso de planificación nos lleva a la evaluación. La evaluación se convierte no solo en un instrumento de calificación y/o acreditación, sino que es también una acción de “volver la mirada sobre lo que se hace o ha hecho” (Elola et al., 2010). La evaluación, desde el punto el vista del aprendizaje, le permite al alumno reflexionar sobre la calidad de su aprendizaje (San Martín, 2008), es decir que le permite, de igual manera “volver la mirada sobre lo que se hace o ha hecho”. Las asignaturas teórico-prácticas están constituidas por una carga lectiva que en la mayoría de los casos se encuentra separada en teoría y prácticas, es aquí, en las prácticas, donde se realiza la resolución de problemas y la realización de los trabajos de laboratorio. En los trabajos de laboratorio es donde el alumno puede comprobar las teorías, conceptos o leyes que fueron tratados durante las clases teóricas (Furió et al., 2005). En el Departamento de Ciencia y Tecnología de la UNQ estas asignaturas son aprobadas mediante instancias parciales de evaluación (Resolución del Consejo Superior Nº004/08), la mayoría de estas asignaturas constan de dos parciales donde si el promedio de ellos es igual o superior a siete promocionan la asignatura y si es inferior, hasta un mínimo de cuatro, deben rendir un examen integrador. Teniendo en cuenta este punto de partida nos preguntamos si estas dos instancias de evaluación son suficientes para calificar y/o acreditar si el alumno adquirió no solo los conocimientos teóricos, la integración de estos con la resolución de problemas y si además adquirió o no las habilidades y destrezas necesarias a la hora de desenvolverse en un laboratorio, uno de los objetivos primordiales de las asignaturas teórico-prácticas. En este trabajo de investigación se diseñó una encuesta breve que nos permitirá conocer la opinión de los docentes del Departamento y así poder diseñar un proceso de evaluación acorde a este tipo de asignaturas. La encuesta consiste en dos preguntas: I. ¿Qué evalúan cuando evalúan? II. ¿Qué debilidades y/o fortalezas ven en el sistema de evaluación actual? La mayoría de los evaluados, en la primera pregunta, coinciden que evalúan comprensión de conocimientos, su aplicación a la resolución de problema, análisis de datos y conclusiones que pueden extraer. En el caso de la segunda pregunta la debilidad más recurrente es que no se tienen en cuenta las destrezas manuales que deberían adquirir y que en muchas oportunidades aprueban sin saber usar el material de laboratorio. Dentro de las fortalezas destacan la visión integradora de los parciales, en ellos se evalúan ejercitación y conceptos teóricos. Concluimos que es necesario rever el modo de evaluación y poder de esta manera construir un instrumento integrador, además de evaluar teoría y ejercitación evalúe la destreza manual adquirida en el laboratorio.

    Palabras claves: Evaluación, asignaturas teórico-prácticas, acreditación.
    Bibliografía:
    Elola, N., Zanelli, N., Oliva, A. y Toranzos, L. (2010): La evaluación educativa. Fundamentos teóricos y orientaciones prácticas. Buenos Aires: Aique.
    Furió, C., Valdés, P., y González de la Barrera, L. (2005): Transformación de las prácticas de laboratorio de química en actividades de resolución de problemas de interés profesional. Educación Química16 [1].
    San Martín, A. (2008): La evaluación de los aprendizajes: construcción de instrumentos. Barcelona: Editorial Octaedro Disponible en http://www.octaedro.com/ice/pdf/DIG102.pdf

  • Tipo: Presentación oral
  • Sesión: Comunicación Oral 15
  • Eje temático: Evaluación y Acreditación Universitaria