Maestro Amulector o lector universitario

Cuando un estudiante entra a la universidad pasa de ser un lector a secas a ser un lector universitario o lector académico. Incorporarse a la universidad es entrar en una comunidad de práctica en la que existen formas específicas de lectura y horizontes de expectativa de los docentes sobre lo que el lector debe lograr cuando se enfrenta a un texto. Dos cambios son fundamentales en este pasaje a la lectura universitaria. El primero es la complejidad y la cantidad de los textos y el segundo es el nuevo posicionamiento que el lector debe adoptar. La universidad exige a los estudiantes que, además de conocer los textos enseñados a un nivel que les permita comentarlos de forma oral o escrita, puedan problematizar los saberes transmitidos, es decir que sean lectores críticos. 

El ingreso a esta comunidad es paulatino e implica mucho esfuerzo cognitivo y capacidad de adaptación. Y acá viene muy a cuento la frase: lector universitario no se nace, se hace.

El lector universitario se enfrenta a los textos de estudio con una planificación (más o menos explícita) que toma en cuenta el tiempo del que dispone para las lecturas, la cantidad de las mismas, el espacio físico que dispone para leer, el grado de motivación, los objetivos de la lectura y el nivel de dificultad de la tarea. Otro aspecto que el lector universitario debe desarrollar a lo largo de su trayectoria es la capacidad metacognitiva de monitorear la comprensión de lo que lee. Esto implica que sea capaz de hacer una autoevaluación sobre cómo se incorporan los nuevos conocimientos a los que ya tiene y qué estrategias puede poner en práctica cuando no entiende el contenido del texto. 

La reorganización de los saberes previos en función del nuevo conocimiento es la forma en  que se produce el aprendizaje y, para ello, es imprescindible comprender lo que se lee. Por este motivo, adoptar las prácticas más eficaces para generar procesos de comprensión es necesario para avanzar en la formación profesional y desarrollar pensamiento autónomo. Las estrategias para mejorar la lectura pueden ser aprendidas en un marco que visibilice la especificidad de la lectura en la universidad, las presente de manera clara y las haga accesibles a los ingresantes.