No quedan dudas: el 2020 marcó un antes y un después para todos. Un solo contagio en la provincia china de Wuhan, al otro lado del mundo, desató una situación sin precedentes a nivel global. Y nuestro país no fue la excepción. Tampoco lo fue nuestra Universidad, que rápidamente migró hacia la virtualidad, disminuyendo en todo lo posible el riesgo. Llegado el mes de diciembre, y en medio del repunte de casos de coronavirus en Uruguay, la comunidad universitaria puede, sin embargo, sentir el privilegio de contar con sus docentes, sus estudiantes, sus recursos, en fin, todo aquello que ha ido construyendo a través del tiempo. Uno de esos pilares -lo pudimos vivir en primera persona el año pasado- es el valor de la solidaridad que vive en cada estudiante. En menos palabras: el orgullo de pertenecer a nuestra Universidad.
Fue precisamente ese orgullo el que nos decidió a ubicar ese concepto -el del Orgullo Udelar- como norte, como faro de un 2021 en el que, no tenemos dudas, volverán los abrazos. Cuando decimos Orgullo Udelar decimos todo. Nombramos, con esas palabras, a tantas y tantos que hicieron tanto por los proyectos estudiantiles de otros tantos. No hace falta ni decirlo: no queremos que ni un sólo estudiante de la Universidad de la República se quede con las ganas de empezar su carrera, su proyecto, por el coronavirus. Por eso, las y los estudiantes que recurren a Progresa son parte de un seguimiento personalizado de nuestros equipos docentes, tanto en los cursos como en toda la gama de recursos que nuestro programa acerca a las y los estudiantes.
Orgullo Udelar. Sí: orgullo de que nos elijan tantos miles de estudiantes de todo el país, orgullo de que confíen en nosotros, orgullo de la solidaridad que demuestran cuando tienden su mano a la nueva generación… ¡orgullo de tantas cosas! A nosotros nos salió sintetizarlo así: