El viernes 2 de marzo, una mesa de diálogo reunió a las decanas de la Udelar para reflexionar sobre el tema «Techo de cristal, academia e igualdad». De esta manera comenzaron las Actividades Preparatorias de las Jornadas Nacionales de Extensión 2018, que proponen conmemorar el Mes de la Mujer.
Las actividades fueron presentadas por el prorrector de Extensión, Mario Barité, y la prorrectora de Investigación, Cecilia Fernández. Barité explicó que estas jornadas -que se desarrollarán por varias semanas- son «solo una parte de todo lo que hace la Universidad este mes» en diversos servicios, al igual que todos los años. A través de ellas el Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM) busca darle «mayor visibilidad» a una de las líneas de trabajo que lleva adelante. También son preparatorias de las Jornadas Nacionales de Extensión que se van a realizan en noviembre, de manera que la temática de género pueda expresarse en uno de los ejes temáticos de ese encuentro. Expresó que el SCEAM quiere contribuir «a que estos temas estén siempre pendientes, a la vista».
En referencia al asunto que convocó a la mesa –que en los estudios de género refiere a la limitación velada del ascenso laboral o profesional de las mujeres al interior de las instituciones–, Barité dijo que las decanas «de alguna manera han podido quebrar ese techo de cristal, por sus capacidades y talentos». En base a datos publicados en las últimas Estadísticas Básicas de la Universidad de la República, indicó que tanto al ingreso como al egreso «dos de cada tres estudiantes de la Udelar son mujeres». Con respecto a la población docente, se puede observar que en los grados 1 y 2 las mujeres son mayoría, con 55 y 58% respectivamente, pero en los grado 5 la relación se invierte, dos de cada tres son hombres. En necesario analizar de qué manera las mujeres que eligen la carrera docente encuentran ese techo invisible que frena su llegada a los grados más altos y que tiene que ver «con condicionamientos culturales y sociales», señaló.
Por su parte Fernández agradeció a los varones presentes en la actividad, que eran muy pocos, porque «este no es un tema que interese solo a las mujeres». La decana de la Facultad de Ingeniería, María Simon, se encontraba en Salto para la entrega de títulos de los primeros egresados de la Licenciatura en Recursos Hídricos y Riego, por eso Fernández transmitió su mensaje: «la igualdad debería ser una aspiración de todos, mujeres y hombres, porque cuando hay exclusiones todos estamos limitados. Todos deben tener la posibilidad de encontrar vocaciones, en contrapartida, el país y el mundo no están como para desperdiciar talentos». La prorrectora presentó a las cuatro integrantes de la mesa: las decanas de Facultad de Enfermería, Mercedes Pérez, de Facultad de Información y Comunicación, Gladys Ceretta, de Psicología, María José Bagnato, y de Química, María Torre.
Leyes, cultura y sociedad
La primera intervención estuvo a cargo de Pérez, quien destacó que la convocatoria sirve para darle un impulso importante a la temática, más allá de lo que ya se ha trabajado en la Udelar. Afirmó que todavía hay mucho por hacer y que «debemos buscar estrategias un poco más complejas, porque las más fáciles ya se hicieron». Desde el punto de vista del contexto nacional, Pérez opinó que si se compara nuestra legislación y los derechos de las mujeres en Uruguay con los de la región, estamos en una condición «muy buena», pero las limitaciones residen en cómo aplicamos esas normativas o leyes, y en la cultura de nuestra sociedad.
Para la decana el techo de cristal es una parte muy acotada del tema, porque depende del contexto y la disciplina. Respecto a su trayectoria personal, reflexionó que su formación estuvo muy condicionada por su vida familiar y esto generó que «de alguna forma llegara a ser decana sin tener cosas que me hubiera gustado tener, porque tuve que tomar decisiones en mi vida personal para articular lo familiar y lo profesional o productivo». En este sentido, considera que se debe valorar cómo la dificultad de esa articulación hace perder estudiantes en el camino. Asimismo, recordó que se está construyendo un edificio en el Parque Batlle para el área de salud en el que el 90% de los usuarios serán mujeres, y cuestionó si hubo una consideración específica al respecto. Otro tema a considerar es si es mejor «trabajar sobre los currículums y los méritos, en lugar de tomar en cuenta las potencialidades de las personas».
Sobre el concepto de «techo de cristal» Pérez expresó que en general «las mujeres no rompemos cosas para llegar a ningún lado, utilizamos otras estrategias», por lo tanto, si existe un porcentaje tan alto de mujeres en la Udelar, las condiciones de estudio y de trabajo deben reverse para lograr que «podamos realmente articular la vida familiar, personal y lo profesional». El caso de la Facultad de Enfermería es muy particular y es el extremo opuesto al de otros servicios, pues no hubo nunca un decano varón y la gran mayoría de los estudiantes son mujeres. Pérez explicó que el área de la salud tiene una gran participación de mujeres en todas las profesiones. A pesar de esto, en Enfermería pocas mujeres logran terminar posgrados.
Por su parte, la decana de la Facultad de Psicología, María José Bagnato, agradeció la convocatoria y resaltó que algunos temas además de desarrollarse en lo académico deben tomar un tono político. Destacó que en su experiencia personal, el equipo de su decanato está integrado por siete mujeres, y que fue la tercera mujer docente en doctorarse en la Facultad. A nivel estadístico, la institución tiene 268 docentes de los cuales 71% son mujeres. El predominio se observa para los grados 1, 2 y 3, reduciéndose notoriamente para los grados altos, pues en estos las mujeres no sobrepasan el 45%.
La Facultad cuenta con un área importante de estudios de género, que busca representar visualmente las inequidades a través de campañas de sensibilización. El Comité de Equidad de Género del servicio tiene como objetivo promover la equidad en las prácticas institucionales, identificar discriminaciones y brechas de género. En el edificio se han puesto en funcionamiento baños unificados, accesibles para cualquier género para evitar discriminaciones detectadas en ese aspecto de uso cotidiano.
Techo a la vista
Bagnato hizo hincapié en algunos proyectos como la Sala de Alimentación, inaugurada en su decanato, que fue denominada así porque «a diferencia de la lactancia, la alimentación es un cuidado compartido por las familias», la sala no solo está a disposición de las madres sino también de los padres que necesiten alimentar a sus hijos allí. Destacó que la puesta en marcha de cambios implica mecanismos nuevos: «no es solamente la sala para la foto, sino la sala para el uso». Otro proyecto incorporado durante su gestión es el Espacio de Cuidado y Recreación para los períodos de vacaciones, que tiene como objetivo afianzar la perspectiva de género y la corresponsabilidad de los cuidados de los niños, así como garantizar las condiciones laborales para funcionarios de la facultad que necesiten llevar a sus hijos al lugar de trabajo.
A su turno Ceretta celebró la iniciativa de organizar las jornadas, comentó que la invitación motivó la investigación y la discusión del tema por parte de su equipo de trabajo. Afirmó que «el techo de cristal sí existe», y se construye a lo largo de una serie de situaciones que muchas veces no percibimos. Ceretta eligió encarar su ponencia desde un punto de vista subjetivo, repasando las etapas de su vida personal y académica. Dijo que afortunadamente tanto ella como su hermano varón habían tenido las mismas oportunidades y estímulos para transitar todos los niveles educativos hasta ingresar a la Universidad, a pesar que era un momento en el que se formaba a las mujeres «para ser esposa, madre, ama de casa».
Ceretta dijo que ella cumplió con esos roles al mismo tiempo que desarrollaba su vida académica y profesional. En ese proceso, tanto ella como otras mujeres pasan por situaciones de desigualdad que «se toman como normales». Sin duda, para desarrollar su trayecto académico las decanas han tenido que renunciar «a momentos de disfrute, con sacrificios de todo tipo. Cuando uno conforma una familia los hijos pasan a ser la prioridad». Mientras se realiza docencia, investigación o gestión, se crían hijos, se atienden toda clase de necesidades cotidianas, situaciones de enfermedad y demandas de apoyo por parte de los hijos, expresó.
En la Facultad de Química la invitación a la mesa de decanas también «generó ondas» y motivó interés, comentó Torre. Eso le permitió visualizar que «si bien no somos tan proactivos, la gente tiene conciencia de inequidad de género y hace observaciones ricas. Falta que las nucleemos y las trabajemos». La decana comentó que entre la población docente de su facultad se intentó detectar factores que pueden incidir en la construcción del techo de cristal, «que sí existe», afirmó. Dijo que a las mujeres se les adjudica la crianza de los niños, el cuidado de los adultos mayores y de los familiares enfermos, actividades que «consumen horas, consumen cabeza, producen estrés y cansancio. A la larga o a la corta eso se refleja en la actividad laboral y en los resultados».
Inspirada en un informe de Mariana González para la Oficina y Planeamiento y Presupuesto sobre el desempeño de las mujeres en Ciencia y Tecnología, Torre promovió un revelamiento al respecto en su facultad. La decana presentó algunos resultados que graficaban la cantidad de publicaciones de algunas de sus investigadoras en diferentes períodos vitales, entre ellos el momento del nacimiento de sus hijos y sus primeros años. Se observó una disminución muy evidente en la producción de publicaciones durante esos períodos. En particular una de las docentes pasó posteriormente por un problema serio de salud, y en ese período sus publicaciones aumentaron: «el problema no influyó en su producción académica, mientras que tener hijos sí influye», comentó.
Torre se cuestionó acerca de posibles diferencias entre hombres y mujeres respecto a su actitud competitiva, y dijo que ha constatado que algunas veces las mujeres no quieren competir con hombres por puestos de mayor grado o dedicaciones totales, y no se presentan a los llamados. También habló sobre su experiencia a la hora de convocar comisiones y tribunales. Apuntó que la participación en esas instancias engrosa el currículum de hombres y mujeres de la academia, y que muchas veces no es necesario que llamar a los grados más altos -ocupados en su mayoría por hombres-, porque otros investigadores de grados más bajos están igualmente capacitados para la tarea; «todavía no hemos podido sacarnos de encima ciertos patrones personales», agregó.
Para finalizar Torre sugirió algunas acciones que pueden favorecer la equidad de género en el ámbito universitario: dar lugar más enfáticamente a las denuncias de acoso laboral, que durante su período en decanato partieron todas de mujeres, rever la normativa sobre licencias y sensibilizar a funcionarios docentes y no docentes para que conozcan las normas que los benefician al momento de tener y criar hijos pequeños, promover más acciones de sensibilización sobre la temática de género, por ejemplo, con campañas que fomenten la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos y con la instalación de guarderías, entre otras.
Las actividades organizadas por el SCEAM en el Mes de la Mujer continúan el jueves 8, los viernes 9 y 16 y el jueves 22 de marzo, con más mesas de diálogo. Ver programa completo