El lunes 9 de setiembre la Universidad de la República firmó un convenio con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) para la protección de trayectorias educativas, que permitirá crear un observatorio y mejorar la gestión curricular entre las instituciones. La ocasión contó con la presencia del rector de la Udelar, Rodrigo Arim; el prorrector de Enseñanza, Juan Cristina; el presidente del Consejo Directivo Central (CODICEN) de ANEP, Wilson Netto; y el director de Planificación Educativa del CODICEN, Antonio Romano.
Romano afirmó que esta nueva etapa del proceso de cooperación interinstitucional entre ANEP y Udelar marca la convergencia de preocupaciones compartidas entre las instituciones, pensando en clave del derecho a la educación de los adolescentes y jóvenes, de un proyecto de sociedad y de país. Señaló que este proyecto debe pensarse más allá de la educación obligatoria y centrarse en el horizonte de la continuidad educativa para que los jóvenes puedan acceder al mejor tipo de educación que el país les puede ofrecer.
Este trabajo conjunto, indicó, no implica que ambas instituciones renuncien a su autonomía, sino que la fortalece y sirve para «compartir sistemas de información que se vienen desarrollando en aspectos como la inscripción, las bedelías, que a veces parece que son aspectos laterales y sin embargo son muy importantes cuando pensamos en los estudiantes».
Por su parte, Arim explicó el marco conceptual de este acuerdo, que implica un mandato legal y un imperativo ético desde la Udelar. La Ley de Educación obliga a construir un sistema de educación público, lo cual «no presupone renunciar a autonomías, pero sí a independencias mal entendidas, donde cada uno de nosotros diseñe sus estrategias educativas de formación para nuevas generaciones a partir del lugar donde comenzamos a tener responsabilidad institucional». Para el rector, construir un sistema presupone preguntarse cuáles son los requerimientos que un estudiante debe tener para poder ingresar a la Universidad y a la misma vez qué puede hacer la institución para asumir la diversidad estudiantil, que implica generar estrategias distintas que vayan al encuentro de las necesidades que tienen estudiantes de distintos contextos y trayectorias. Asimismo, esto requiere generar información, investigación de calidad, y tener programas de investigación sistemática compartidos.
A partir del convenio, se creará un observatorio común para el seguimiento de las trayectorias estudiantiles con el objetivo de mejorar las oportunidades de los estudiantes para seguir avanzando en su formación de Secundaria, UTU y Udelar, y evaluar cuáles son los requerimientos que se pueden flexibilizar para asegurar una trayectoria más fluida.
Por último, se refirió al mandato ético de «democratizar el acceso a la educación pública de calidad, en un mundo que cada vez va a exigir tener más versatilidad y flexibilidad a partir de conocimientos avanzados». También destacó el trabajo de los equipos involucrados, en el caso de la Udelar: los asistentes académicos, el Servicio Central de Informática, la Comisión Sectorial de Enseñanza, la Dirección General de Planeamiento, entre otros.
Al igual que Arim, Netto señaló que este convenio es parte de un impulso de trabajo conjunto que concibe la educación pública como un sistema cuyo centro son los jóvenes. El seguimiento de trayectorias en ANEP a un niño que ingresa al sistema educativo a los 3 años hasta que culmina la educación obligatoria «a veces es visualizado simplemente como un sistema informático, pero es una estrategia de política educativa que requiere de la información como insumo». «Este sistema es imprescindible para poder actuar en clave de política en todo el territorio», afirmó. Además de ayudar a identificar los problemas que tiene ANEP sobre el tránsito de los estudiantes y cómo procesan el aprendizaje, «pone en discusión si el aprendizaje tiene que ser igual para todos al mismo tiempo, cuando la clave en una sociedad moderna es la singularidad».