Desde hace diez años la Universidad de la República (Udelar) lleva adelante un programa de tutorías, sostenido en la capacidad de los estudiantes para brindar su experiencia y apoyo a otros que pueden necesitarla para avanzar en sus trayectorias educativas. Decenas de tutores entran diariamente a las cárceles para acompañar a más de 50 estudiantes de distintas carreras universitarias, conectando realidades lejanas y generando aprendizajes de ida y vuelta.
Las Tutorías entre Pares (TEP) constituyen una de las principales líneas de trabajo que lleva adelante el Programa de Respaldo al Aprendizaje (Progresa) de la Comisión Sectorial de Enseñanza de la Udelar. Tienen como objetivo facilitar el trayecto de estudiantes universitarios o preuniversitarios en la Udelar, a través del apoyo por parte de compañeros que ya han forjado un vínculo sólido con la institución.
Hay diferentes tipos de tutorías, de acuerdo a las necesidades de quienes son acompañados. Desde el comienzo del programa, el mayor grupo objetivo es el de aquellos que recién ingresan a la Udelar. En mayor o menor grado, en esa etapa todos los estudiantes enfrentan alguna dificultad para adaptarse a la institución, y en algunos casos, si no reciben apoyo tempranamente, pueden dejar de estudiar. Por eso se implementaron las «tutorías de inicio», una modalidad que los servicios vienen adoptando en forma diversa. Alejandro Bouzó, integrante del equipo de Progresa que trabaja en esta área, explicó al Portal de la Udelar que los tutores son estudiantes que ya avanzaron al menos un año en sus carreras, ya tienen un trayecto ganado y «están afiliados totalmente al lenguaje universitario. La intención es que sean los que decodifican este nuevo lenguaje que es la Universidad a los que están ingresando».
Es por acá
Con las tutorías de inicio hay experiencias diversas. Este año en Facultad de Psicología se apoyó a toda la generación 2018. «Cuando fueron a inscribirse en febrero, ya había tutores que los ayudaron con la presentación de los documentos y todo lo que hace efectivamente a la inscripción», explicó. Luego se asignó un referente a cada grupo del primer Ciclo Introductorio de la facultad, aproximadamente 45 en total. A partir de allí pasaron a ser los tutores de esos grupos, manteniendo un seguimiento presencial, a través de WhatsApp y otras redes sociales. «También se acompañó el proceso de inscripción a las materias, porque muchos estudiantes pensaban que al inscribirse a la carrera ya podían hacer todo, entonces se generaban dificultades ante esa modalidad que era totalmente nueva para muchos». Ese tipo de obstáculos aparece también en otras carreras, indicó.
Para los estudiantes que apoyan a otros, las tutorías funcionan como una unidad curricular de la Udelar, de manera que pueden acreditarlas en sus carreras —en casi todas— como cursos optativos o electivos, salvo en el caso de Psicología donde es una actividad obligatoria. Normalmente los tutores se forman con el equipo de Progresa durante un semestre en los aspectos teóricos, y en el siguiente llevan adelante una práctica. En los cursos participan al mismo tiempo estudiantes de diferentes facultades, de todas las áreas de conocimiento.
Los desafíos que se plantean al momento del ingreso pueden ser más complicados en determinadas condiciones de vida; para atender a ellas Progresa ha ido incorporando alternativas: «tenemos tutorías para trabajar con estudiantes que vienen del interior, específicamente con los que están en hogares estudiantiles. Sabemos que necesitan apoyos extra porque algunas vulnerabilidades comprobadas pueden hacer que se desvinculen de la Universidad». También se desarrolla una modalidad de tutorías enfocada en el apoyo a estudiantes con discapacidad, y se realizan otras de carácter más académico, como en Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, donde hay tutores que apoyan a otros compañeros al momento de cursar Matemática. Como complemento, se ofrecen talleres de formación en temas como género y oratoria.
Muros adentro
A esas opciones se agregan las tutorías dirigidas al trabajo con estudiantes privados de libertad (EPL), una propuesta que se inscribe en el trabajo de la Comisión Central para la Inserción de EPL de la Udelar. El equipo está integrado por Bouzó y Alicia Álvarez, de Progresa, y Gabriela Pasturino, del Área de Derechos Humanos del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio. Desde hace dos años viene desarrollando diferentes estrategias para promover y facilitar el acceso a la Universidad dentro de las cárceles, y en 2017 planificó «este paquete formativo para que los estudiantes universitarios que llegan a las unidades penitenciarias tengan una formación previa, sepan a qué se van a enfrentar, con un objetivo claro que es acompañar el proceso de democratización de la enseñanza avanzada y lograr que más estudiantes puedan estudiar a nivel universitario».
La formación especifica para trabajar con EPL comenzó en febrero de este año, con tutores que ya habían hecho un curso. En marzo unos 40 comenzaron a entrar a las unidades de reclusión para acompañar a los EPL durante un semestre. En ese momento había 52 reclusos inscriptos en diferentes carreras de la Udelar. En el período de exámenes de julio y agosto «se tomaron más de 50 exámenes en unidades penitenciarias, de Psicología, Ciencias Económicas, Derecho y Ciencias Sociales», explicó Bouzó. Además, las facultades que realizan inscripciones a carreras a mitad de año, recibieron el ingreso de unas 12 personas más que estando privadas de libertad quieren estudiar en la Universidad, agregó. La cantidad total de EPL apoyada por los tutores es dinámica, porque puede ocurrir que algunos accedan a salidas transitorias para concurrir a clases, salgan en libertad o sean trasladados a otras cárceles.
Cerca de 60 tutores realizan su práctica en unidades de reclusión en este semestre, y a partir de marzo de 2019 lo harán unos 80, que ahora se encuentran cursando la formación teórica. En cada recambio, el grupo que ya realizó por medio año el seguimiento de los EPL acompaña a los nuevos tutores el primer día. El ingreso del equipo de Progresa y los tutores a las unidades está pautado en diferentes instancias de coordinación con el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), en las que también participan otras instituciones educativas. Antes de ir a los centros debe enviarse una nota indicando quiénes van a concurrir, con sus nombres y cédulas de identidad. El equipo organiza las visitas para «poder llegar a la unidad penitenciaria y que ese sea un día de Universidad. Por ejemplo, decidimos que los lunes vamos al Penal de Libertad, y ese día van allí en un determinado horario, todos los tutores que están trabajando con estudiantes de varias facultades. Primero porque al INR le da una determinada seguridad y tranquilidad, y también porque nos parece que esa es la mejor manera de ingresar a la cárcel con la Universidad» explicó Bouzó.
Lleva y trae
Los grupos de tutores concurren un día a la semana a cada centro penitenciario con el que están trabajando, en general a través de locomoción del Servicio Central de Extensión o de Oficinas Centrales de la Udelar, e ingresan al mismo tiempo. El espacio de tutorías con los EPL es de unas dos horas, y los trayectos de ida y vuelta implica otro tanto o más porque las unidades que se visitan están alejadas del centro de Montevideo o en el área metropolitana.
Casi todos los tutores llegan a un centro penitenciario por primera vez con este programa. Bouzó comentó que en la mayoría de las unidades donde trabaja la Udelar hay espacios educativos, «el encuentro de tutorías se da en ese lugar. Una de las dudas que aparecía muchas veces en los cursos era esa, «¿me voy a encontrar con alguien en una celda?». No, eso es lo primero a aclarar. Todas las unidades son diferentes, pero siempre hay una situación de seguridad para el tutor que se garantiza. Después hay una serie de cuestiones y cuidados a tener en cuenta porque obviamente sí es un shock muy grande. Hay que imaginar que el Comcar tiene un número enorme de gente, es casi tan grande como el Parque Posadas, entonces hay un encuentro que indefectiblemente se da ahí, entre el estudiante universitario y esa realidad, que me parece que está bueno».
El docente explicó que «siempre se maneja el concepto de que en la tutoría es claro el aprendizaje para el tutorado, el que recibe la ayuda, y a veces perdemos de vista que hay un aprendizaje muy grande para el que ayuda. En este caso puntual se ve maximizado, porque tomar contacto con una realidad nueva como es ingresar a una unidad penitenciaria, poder trabajar con alguien que por algo está en ese lugar, pero cuyo derecho a la educación es lo prioritario, estar en ese entramado, poder discutir y ponerse en situación, ayuda mucho a los aprendizajes». Hasta ahora el equipo que conduce estas tutorías tiene una valoración muy positiva de la experiencia, «porque justamente eso es lo que se ha provocado, nos encontramos con mucha gente que nos dice «me siento que estoy con un compañero más que estudia en la facultad, aunque las condiciones sean diferentes”. Incluso varios EPL han pasado por el proceso de la salida transitoria y los tutores han tenido un rol muy activo en esa salida. Por ejemplo en las Elecciones Universitarias del 9 de mayo, quienes estaban un poco más avanzados tuvieron la posibilidad de salir para votar y varios tutores acompañaron ese momento».
Bouzó explicó que detrás de este trabajo hay un proceso mucho más largo, «porque también está toda la gestión a nivel universitario para conseguir los materiales de estudio que ellos necesitan y llevarlos a las unidades, los tutores hacen esa tarea. También se está haciendo un trabajo de migración de todo el sistema de computadoras para que los estudiantes puedan utilizar una sala de computación que va a funcionar en cada unidad de internación. La instalación la hace Antel, con eso van a tener acceso a través de EVA (Entorno Virtual de Aprendizaje de la Udelar) a otra serie de materiales, a chats con docentes y demás».
Una libertad
El acceso de los EPL a esas salas o a distintos materiales de estudio puede complicarse en algunos casos, en especial para los reclusos que están bajo medidas de seguridad más estrictas. También depende del tamaño y las condiciones particulares de cada centro. Bouzó señaló que igualmente se realiza un trabajo coordinado «muy bueno con los gestores educativos de cada unidad penitenciaria, que dependen del INR y tienen el rol de sostener todo lo que tiene que ver con educación. A partir de eso se ha habilitado el acceso a otros materiales». La forma de inscripción a carreras, materias y exámenes también varía según el caso, a veces los EPL pueden inscribirse directamente en el Sistema de Gestión Administrativa de la Enseñanza, en otros casos completan el formulario impreso y luego los tutores ingresan la información al sistema.
Para Bouzó es muy significativo que los reclusos que integran este proyecto se hayan anotado para dar más de 50 exámenes. Además desde 2016 la cantidad de EPL viene creciendo en forma exponencial, «si a eso se le suma la cantidad de tutores que efectivamente hacen un curso, participan y eligen esta práctica como opción, el resultado también es importantísimo». Agregó que todavía hay «mucho trabajo por hacer a la interna de la Universidad. Esto implica un gran esfuerzo, de docentes de las facultades que van a a tomar los exámenes, de recursos económicos, de horas para esos docentes, es un gran trabajo que implica una serie de articulaciones y que va a ir en aumento». En el debe está la posibilidad de sumar los centros universitarios del interior a este proyecto, y otros aspectos logísticos que hay que pulir y mejorar.
«Lo que estamos haciendo como Universidad me parece que es muy interesante porque permite que casi cualquier persona pueda lograr determinados avances en una carrera terciaria. Eso es muy importante porque en otros países sí se trabaja con personas privadas de libertad, pero el diferencial está en qué cantidad de acceso se puede tener: ¿si yo quiero estudiar cualquier carrera lo puedo hacer? En otros lugares del mundo eso no pasa, hoy en Uruguay la Universidad está dando esos pasos. Hay muchas carreras que los EPL sí pueden estudiar, y otras que están en ese proceso. Todavía estamos lejos de que las puedan terminar estando privados de libertad porque hay materias que indefectiblemente van a ser presenciales, pero sí puede haber avances. Creo que el punto de inflexión está en que puedan pensar “si yo estoy pasando por este momento, que la Universidad sea algo posible para mí. La posibilidad de educarme libremente, como un elemento clave, ese derecho lo tengo”. Sobre eso estamos trabajando y se va avanzando», concluyó.
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